miércoles, 21 de octubre de 2009

Carátula: Lando (Fotografía – vista del Bulevar de Iquitos desde el Centro Artesanal)
German Lequerica
Gregorio

Hace mucho tiempo que vivo en esta casa, desde aquella tarde, según he oído decir cientos de veces, en que doña Prudencia, recién casada, me encontró extraviado en un parque. No recuerdo nada de eso porque entonces era muy pequeñín. ¿Quiénes serían mis padres? Nunca lo quise averiguar ni me importó mucho eso del árbol genealógico y etc. Digo esto porque la gente apenas me conocía se interesaba por el color de mi piel y de mis ojos, y hacía preguntas zonzas acerca de mi raza y procedencia. Lo cierto es que me amamantaron con biberón, me dieron todo el amor que tenían, y yo crecí en la idea de que era uno de la familia. Doña Prudencia, a quien adoro como una madre, me colmaba de regalos y me daba todo lo que pedía, las más ricas golosinas y esos sabrosos helados de fresa, de leche o de chocolate, que tanto me gustan.

Pasó el tiempo. Crecí. Me hice grande y fuerte. Al menos eso es lo que creo. Entonces, por las noches, salía de la casa a hurtadillas. Salía a vagar, a mirar la noche, a recorrer las calles desiertas. Me gustaba agazaparme como los gatos y asustar a las pobres cucarachas del jardín. Una vez, lo recuerdo como si hubiera sucedido ayer, mientras espiaba silencioso, tensos los músculos, vi que una lagartija se ponía al acecho. Estaba quieta, con los ojos abiertos y brillantes. Su lengua roja y elástica dibujaba zetas veloces ocultándose pronta entre sus apretadas mandíbulas feroces. Luego acomodó sus patas para el ataque, recogió su pescuezo lo más que pudo arrugando el lustroso pellejo tornasol, y dio el salto de muerte. Entonces oí un chillido lastimero, voces de socorro, un desesperado batir de alas que se rompen, y coletazos. De pronto silencio. Un jadeo y otra vez silencio. Yo estaba como petrificado, mudo, incapaz de mover los brazos ni las piernas, ni respirar. Todo había sucedido en pocos segundos. Se me hizo un nudo en la garganta y estuve a punto de sufrir un colapso emocional. Pasó unos instantes y vi que la lagartija, campante, con un grillo verde entre las fauces se alejaba presurosa por entre las matas de geranio a devorar su presa. Esto fue demasiado, tuve náuseas. Desde aquella vez no vuelvo por las noches al jardín y siempre tengo sueños horribles.

En cambio se me hizo costumbre subirme a las azoteas y observar a los vecinos. Conozco a toda la gente del barrio desde los techos de las casas. A veces me sorprenden espiándoles cuando me paseo de día, parsimonioso, como quien está tomando un baño de sol. Algunos me dicen:

- Gregorio ¿qué haces ahí?, ¡¡Vete!!

Pero cuando salgo en las noches no se dan cuenta de que los miro. Entonces puedo ver cosas lindas, sobre todo - ¡aparte, claro, de los dormitorios de las muchachas! - las lejanas estrellas y la luna llena. Sé muchas cosas de las noches del barrio. Sé por ejemplo que la luna sale por las ramas del eucalipto que tiene allá en su jardín la vecina Lucrecia, y se oculta justamente por la azotea de los Alonso, donde hace guardia puntual y amenazante el fiel “Barrabás”, el terror de los gatos del vecindario. Sé que muy entrada la noche algunas sombras humanas caminan por las azoteas y van a robar a las mucamas o a las señoritas sabe Dios qué cosas. En fin, sé que Lupita, la chica más guapa del barrio tiene un lunar en la espalda, abajito, cerca de la cintura. Es un lunar negro, negro. Lo he visto tan de cerquita que una vez sin darme cuenta derribé un macetero. Ella me miró asustada, y cuando se dio cuenta que era yo lanzó una carcajada. No me tiene vergüenza y creo que hasta se deleita con mi presencia. Creo esto porque cuando llego tarde a la ventana de su cuarto de baño me dice:

- Gregorio ¿dónde has estado, no sabes que es la hora del baño?

Y canturreando empieza su strip-tease. Yo soy el único espectador. Aunque ella sabe que no soy un peligro, entorna lo suficiente la ventana y solo puedo mirar con un ojo. Pero me basta. La veo totalmente sin nada, desnudita como Eva sin la hojita de parra, sin nada. ¡¡Se afeita!! Y los ojos me bailan desorbitados, felinos, amarillos. Esto de su strip-tease me deja sin aliento, afiebrado. Cuando desea que me vaya me salpica agua graciosamente con los dedos. Y me voy. Pero pensando en ella, en su risa juvenil, en su inocente coqueteo y en sus labios adorables como capullos.

¿Estaré enamorado? No lo sé. Pero desde que somos amigos siento celos cuando la veo salir con algunos de los idiotas del barrio. Y la espero hasta que vuelva. Cuando entra al baño, la veo desvestirse apresuradamente y asearse. Entonces me mira y no me da importancia. Se revisa minuciosamente el cuerpo, en especial los pechos donde algunas veces se ven huellas de labios como ronchas encarnadas que al día siguiente se tornan moradas o negras. Otras veces apaga la luz y no sé qué cosas hace en la oscuridad. Una vez me dio miedo porque se puso a jadear y gemir como si estuviera presa de una convulsión o algo por el estilo. Hasta me pareció oír que repetía mi nombre, que decía: ¡Gregorio! ¡Gregorio! ¿Estará enamorada? No lo sé. Pero creo que alguna de estas noches, cuando apaga la luz, podré averiguarlo.

Y van pasando los días. Todos iguales. En la casa, de un tiempo a esta parte nadie me da importancia. Me miran con indiferencia, como si no existiera, como si fuera un ser de otro mundo. Los viejos no paran casi en casa y cuando lo están ya no me dirigen la palabra como antes. Cuando me ven recostado sobre el chaise-longe, me dicen:

- Gregorio, ¡vete a tu cuarto! No piensas sino en dormir, ¡holgazán!

Ayer escuché a doña Prudencia, mi mamá, decía hablando con mi padre:

- Creo que es tiempo de casar a Gregorio. Se le ve muy solitario, decaído, sin ánimo para nada. Se pasa los días durmiendo. ¿No crees que debe hacerse de familia?

Mi papá no dijo nada. Me puse a pensar: “Quieren casarme, ¿con quién? ¿es que ya tienen ellos la novia? No, esto no puede ser. Ahora es cuando yo debo hablar fuerte. No soy un ser inferior para que decidan sobre mi matrimonio, así porque sí, como les viene en gana”. Toda la sangre se me subió a la cabeza. Encorvé la espalda desperezándome y en un enorme bostezo alcancé a gritar con todas mis fuerzas.

- ¡¡¡Cásenme con Lupita!!!

- ¡¿Eh, oíste?! Gregorio ha dicho Lupita – dijo doña Prudencia dirigiéndose a mi papá, y me miró asombrada, incrédula. Yo bajé los ojos avergonzado y contrito. Entonces se me acercó y me hizo una caricia maternal como no lo había hecho hace tiempo.

- Mi pobre Gregorio ¿tú también estás enamorado de Lupita?

Aquí fue que mi papá dejó la lectura. Me miró despectivamente y con un brillo maligno en los ojos le dijo a mi madre:

- Oh, Prudencia ¿estás loca?, los gatos no hablan.

jueves, 15 de octubre de 2009

AHASVERUS



Ahasverus

"El hombre es una sombra que pasa"
David


Los caminos sintieron el instante
en que Ahasverus descolgó sus sandalias
de fuego, y gimieron, borraron las
señales de sus nombres para que los viajeros
no los vieran florecer. Se apartaron del mundo.

Así, mientras las luces y las sombras se amaban libremente,
los deseos furtivos sólo pudieron anidar
en los crepúsculos audaces, en los celajes
cuya frecuente exactitud desataba la
euforia de los días, en la virtual sonrisa
de los rostros perdidos, y en el tiempo
que pasa y no sabe que pasa.

Pero Ahasverus viene, se acerca irreverente. Su paso
redoblante incendia la pradera, abre desdichas en
las paredes de los sueños, satura de
sonidos calcinantes los oídos mortales
y otea como un lince los abismos del alma.

Por ello, para escapar del laberinto, he sembrado en
el viento que se aleja mis esporas
de albatros y he plegado mis alas de ceniza.

Después que haya pasado me sumaré a su sombra
y erraré junto a él, sin deseos, sin esperanza alguna.
Con los pies en el aire, libre al fin, cumpliré sin saberlo
mi destino de larva
de papel
.


Germán Lequerica
Iquitos, Perú 10/09/99



En octubre de 1999, se publica en una edición bilingüe alemán-castellano en Wiesbaden (Alemania) la plaqueta Cantos para el Mendigo y el Rey de la poetisa amazónica Sui-Yun, que incluye el poema “Ahasverus” de Germán Lequerica, que llega a crear una poética filosófica de gran nivel dando la impresión de ser una creación premonitoria sobre el paso de la vida terrenal para convertirse en sombra y recuerdo del pasado.


AHASVERUS
(Versión en Alemán)


,, Der Mensch its ein Schatten, der vorbeigeht”
David

Die Wege spürten den Augenblick
in dem Ahasverus seine Feuersandalen auszog,
und stöhnten, löschten
die Zeichen ihrer Namen, damit die Reisenden
sie nicht blühen sähen. Sie entfernten sich von der Welt.

Während die Lichter und die Schatten sich frei liebten,
konnten somit die flüchtigen Wünsche nur in der
क्ह्नेn Dämmerung nisten, in den Wolkenmassen
deren häufige Genauigkeit
die Euphorie der Tage entfesselte,
in dem stillschweigenden Lächeln
der verlorenen Gesichter, und in der Zeit,
die vergeht und nicht weiβ, daβ sie vergeht.

Aber Ahasverus kommt, er naht rücksichtslos। Sein
Trommelschritt entzündet den Wiesengrundt, verursacht
Unglück in den Wänden der Träume, sättigt
mit dörrenden Lauten die sterblichen Ohren
und belauert wie ein Luchs die Abgründe der Seele.

Daher um dem Labyrinth zu entkommen, habe ich
meine Albatroβsporen in den abrückenden Wind geworfen
und habe meine Aschenflügel gefaltet.

Nachdem es vorüber ist, werde ich mich zu seinem
Schatten schlagen
Und mit ihm umherirren, ohne Wünsche, ohne jede
Hoffnung.
Mit den Füβen in der Luft, endlich frei, werde ich
ohne es zu wissen mein Schicksal einer Papiermaske
erfüllen.

German Lequerica / übersetzt von Curt Meyer-Clason
German Lequerica / Traducción: Curt Meyer-Clason

martes, 13 de octubre de 2009

Cantos para Germán Lequerica

-¡Me lo prometiste! – replicó la fémina.

El vate, a la vez que esbozaba una leve sonrisa con los ojos, entre seria y divertida, le respondió tranquilizante: – Ya se que te lo prometí china, y voy a cumplirlo. Palabra de Poeta.

Era la noche del viernes 10 de septiembre de 1999, pasadas las diez, en que la poetisa amazónica
Sui-Yun sin saberlo realizaba su penúltima visita al poeta Germán Lequerica.

Germán, te comento que estoy preparando la publicación de una plaqueta en una edición bilingüe alemán-castellano en Wiesbaden (Alemania), ésta tendrá por título Cantos para el Mendigo y el Rey y... Germancito, muchas veces te pedí que escribieras un poema para mí, y me prometiste que sí lo harías, entonces tienes que hacerlo ahora en este momento, para publicarlo en mi plaqueta, pues mañana me regreso a Alemania – sentenció Sui Yun.

A Germán no le molestaba que lo presionen de esa manera, al contrario le encantaba, pues sostenía que cuando los creativos estamos bajo presión fluye mejor nuestra inspiración y nos volvemos energéticamente productivos, atrayendo magnéticamente el infalible auspicio de las musas. Esa era uno de sus formas preferidas de motivar. El hacía lo mismo con los dibujantes del Grupo Oruga de Acción Cultural en los años ’85 a ‘90, para apurar la ilustración de los cuentos para niños. Imagino también, que así como muchos
amigos, los entonces jóvenes poetas del Grupo Urcututo (ahora con gran madurez), Anita Varela, Percy Vilchez y Carlos Reyes, le recuerdan con mucho respeto y admiración, pues reconocidamente era un maestro en cuanto momento era requerido, para plasmar con perfectas pinceladas lo que daría el contraste preciso y el brillo concluyente al cuadro poético del alumno.

Según da cuenta su hijo Hernán, consuetudinario convidado a las tertulias y bohemias en donde muchísimas veces compartían Germán Lequerica y el poeta Cesar Calvo, las más de las veces, a pedido expreso de Cesar Calvo Soriano, Lequerica tomaba el lapicero y ensayaba sobre el papel bulky inspiradas líneas, que luego de terminadas, Calvo las tomaba como por asalto para declamarlas a viva voz. Finalmente, luego de repasar con su penetrante mirada a todos los ojos de los presentes recibía un baño de aplausos de celebración del acto de lectura. Luego, con la sutileza de un prestidigitador, presuroso guardaba el poema en alguno de sus bolsillos atesorándolo celosamente como trofeo, cual fanático admirador de la poesía de Germán.

Hernán Lequerica Chiong, quien en la actualidad se encuentra abocado a la recopilación y digitación de la poesía inédita que nos dejó Germán en sendos escritos y manuscritos, comenta que aquellos poemas guardados por Cesar Calvo, por razones obvias tendrían que clasificarse como desaparecidos e irrecuperables, pues lamentablemente ni Lequerica ni Calvo pueden ya dar razón del paradero de éstos.

En 1993, al publicar
Luis Hernán Ramírez
su poemario Gloriosa Gota Pura, rescata el poema Ved Poeta en calidad de colofón y en donde Luis Hernán comenta verbalmente expresando: Germán es un genio en la poesía, esta creación titulada “Ved Poeta” que incluyo en mi obra, lo escribió en Lima el 11 de septiembre de 1962, en breves minutos al visitarme, dándome con la sorpresa de mostrar una poesía hermosa y original.

Así fue que, aquella noche del 10 de septiembre de 1999, pasadas las diez, Germán tomó un respiro, y con una breve-seria sonrisa miró fijamente a
Sui-Yun, quien a través de un raro-húmedo estremecimiento y casi desvanecimiento, percibió y sintió en esos momentos el fulgor de la inspiración en los ojos del vate. Germán afiló sus mostachos con los dedos, tomó su lapicero, y de un soplo, en sólo instantes, mientras era acompañado por el emocionado silencio de la poetisa quien posiblemente aguantaba la respiración, había ya manifestado y materializado su creación, pues tenía ya en el papel el “borrador” del poema. Ahí mismo se lo dio a leer a Sui-Yun, y ella exclamó emocionada que estaba genial, que no había nada que agregar ni quitar y que ya mismo se lo llevaba. Entonces Germán, cauto, le dijo que todavía no, que lo tenia que leer de nuevo y a ver si le ponía algunas comas y uno que otro puntito. La protesta de Sui-Yun fue enérgica y dijo que de ningún modo iba a desprenderse del papel, el cual lo tenia abrazado al pecho. Finalmente Germán, sin tener que recurrir a hipnotismo alguno (o tal vez si), logró convencerle, prometiéndole que se lo iba a enviar inmediatamente a su correo electrónico y que lo tendría en bandeja de entrada antes de que ella pisara suelo alemán. Sui-Yun se despidió, con un tufillo de desconfianza, pero con el cien por ciento de esperanza del cumplimiento de la nueva promesa, confiando en que esta vez hubo presencia de un testigo.

Apenas se escuchó la partida del motocarro que llevaba de regreso a la poetisa, en ese mismo instante Germán me entregó el poema para digitarlo en el procesador de textos de mi computadora. Y los “¿algunas comas y uno que otro puntito?”, me di cuenta entonces que Germán no aumentaría ni tacharía una sola letra ni agregaría un sólo caracter más. El poema quedó tal cual lo había leído
Sui-Yun.

Al otro día en la mañana, ya digitado, le entregué el poema impreso a Germán para que revisase posibles errores de tipeo
. En ese momento, pasada la revisión y aprobación, por única vez escuché a Germán leer “Ahasverus”. Fue irrepetible, le impregnó aquel mismo sentimiento y aquella fuerza que le hizo escribirlo, y luego de recitar la última estrofa: “Después que haya pasado me sumaré a su sombra/y erraré junto a él, sin deseos, sin esperanza alguna./Con los pies en el aire, libre al fin, cumpliré sin saberlo/mi destino de larva/de papel.”, se le nublaron los ojos y se quedó en silencio.


Al rato fuimos a mi casa, y personalmente, con el cuidado y la compañía de Germán, me encargué de hacerle llegar a la poetisa, vía email, el archivo electrónico conteniendo “Ahasverus”.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Padre Joaquín García rompe su silencio y aclara sobre cobro de cheques en Maynas

El Padre Joaquín García, director del CETA, uno de los personajes emblemáticos de la ciudad de Iquitos, ha respondido finalmente a la insinuación que ha dejado flotar en el aire el insólito regidor Homero Llerena, acusado de haber falsificado la firma del sacerdote para cobrar una suma de dinero de la Municipalidad Provincial de Maynas. Aquí el texto integral del comunicado:

Ante las versiones que se han venido virtiendo a lo largo de los últimos días como presidente del xxii festival regional del libro declaro lo siguiente:
1. Que, junto con un equipo de invalorable generosidad, he cumplido durante todos los festivales con la causa cultural de la ciudad y de los pueblos de la región.
2. Que, ante las dificultades puestas por la Municipalidad Provincial de Maynas al no ceder el espacio de la plaza de Armas para la instalación de las casetas para la Feria del Libro, el Comité del citado festival aceptó las condiciones que el Sr. Alcalde impuso a través de la Resolución de Alcaldía N° 661-207-A- MPM de fecha del 31 de julio del año 2007, donde consta la concesión de dos cheques de 5,000 c/u, por un valor total de 10,000 S/. para cubrir los gastos del Pasacalle.
3. El primero de los cheques fue recibido el 31 de julio del mismo año. Después de lo cual el día 2 de agosto presentamos en mesa de partes de la MPM la rendición de cuentas por los 10,000.00 nuevos soles, esperando el segundo cheque, que en el plazo de cuatro meses aún no había sido entregado, habiéndonos enterado que el citado cheque no negociable había sido emitido el mismo 31 de julio y recabado por la misma persona.
4. Consternado por esta acción llamé al Sr. Alcalde, que inmediatamente me envió en moneda corriente la cantidad faltante de 5,000.00 Nuevos Soles, que cubrió los compromisos contraídos por la Municipalidad de acuerdo a la Resolución mencionada. Nos causó extrañeza la forma en la que se nos entregó el dinero, en efectivo sin enviar documento alguno que haga constar la recepción del mismo; sin embargo confiados en la buena intención del Alcalde de cumplir con su compromiso contraído y en el marco de la Resolución correspondiente aceptamos de buena fe que con esta entrega se regularizaba el pago.
5. En abril del 2008 me invitó a cenar el Sr. Homero Llerena donde yo converso
sobre lo que ha sucedido, instándome a firmar un documento que el mencionado ciudadano me presentó donde dejaría constancia de que había recibido el dinero, documento que no firmé. Me causa sorpresa que una conversación privada se haya realizado una grabación.
6. Meses más adelante el Sr. Homero Llerena fue denunciado por la MPM ante la justicia por supuesta falsificación de mi firma y el cobro del cheque no negociable.
7. Estoy en condiciones de rendir la información de lo actuado en las instancias judiciales correspondientes cuando sea requerido para ello.
8. El Comité del XXII Festival Regional del Libro lamenta verse involucrado en actos que afectan su sensibilidad y honorabilidad y reafirma que su único compromiso es promover la cultura y animar el desarrollo de una nueva conciencia en la comunidad amazónica.
Iquitos, 9 de noviembre del 2008
Joaquín García Sánchez
Presidente del Comité del XXII Festival Regional del Libro de Iquitos.

miércoles, 11 de junio de 2008

LOS OJOS DEL MAS ALLA

Por: Juan Saavedra Andaluz

A veces aparecen brillantes en la oscuridad de los bosques amazónicos. Otras veces en los ríos, cerca a las playas o en ellas mismas, flotando hasta la llegada de los primeros rayos del sol.

Los ribereños hablan de ellos como "los ojos del más allá".

Dicen que no son de este mundo y quieren estar a­lejados de todo contacto humano.

Los "ojos del más allá" son del tamaño aparente de la luna llena.

Son esferas brillantes, de luz blanca intensa que visto de otro modo, sugieren una alta concentración de energía.

Vi esto por primera vez en abril de 1,965. El esce­nario fue una playa central (Chaupi Playa) en el río Na­po.

Serían las 6.30 de la tarde cuando observé la esfe­ra blanca en la playa. Calculando por la distancia que es­taría suspendida a unos tres metros de altura.

Una noche fui invitado a la casa del gobernador del caserío. Conversamos distintos asuntos hasta que nueva­mente hizo su aparición la esfera luminosa. Le hice en­tonces una pregunta directa: ¿qué es esa esfera que bri­lla en la playa?.

Mi ocasional interlocutor sólo atinó a decirme de manera parca y hasta con un poco de mal humor: "No se meta en eso. Pertenecen a otro mundo".

Me sorprendió la respuesta. Conozco algo a los ribereños y sé que cosas del otro mundo llaman a los espíritus, fantasmas y esas cosas. ¿Fantasmas redondos y luminosos? No tenía sentido.

Durante mucho tiempo yo escuché historias so­bre luces extrañas que aparecen en la selva, en la orilla de los ríos. Los ribereños son testigos de estos fenó­menos, pero les otorgan poca importancia. Casi nun­ca es materia de conversación familiar o de amigos.

Como insistí en saber algo más sobre estas esfe­ras brillantes, solicité al gobernador que me proporcionara un bote motor para ir a la playa.

El gobernador me miró extrañado y dijo: "Le aconsejo que no vaya. Puede no regresar".

Creo que finalmente la actitud del gobernador me infundió temor, pues ya no insistí sobre el asunto.

Mi permanencia en el río Napo se prolongó por es­pacio de cinco meses. Me movía con cierta periodicidad de un caserío a otro trabajando material periodís­tico para un diario. Y en distintos lugares, siempre al comenzar lar noche, pude observar este fenómeno. A veces estaban allí dos o tres esferas brillantes. Pi­có mi curiosidad el hecho de que todos los ribereños asumían la misma actitud frente al fenómeno: nadie quería acercársele ni nada por el estilo.

De tanto preguntar a uno y otro ribereño, re­cibí algunas contestaciones poco claras, como estas: "Esas esferas son ojos que nos observan desde puntos distintos, pero sólo en determinados meses del año. Especialmente aparecen en verano. En invierno (período de lluvias en la Amazonía) se los ve muy rara vez".

Y otro me dijo algo más sorprendente :"Tienen vida. Esos ojos brillantes hablan. Cuando los viajeros pa­san muy cerca de la playa y paran por un momento, es­cuchan voces extrañas que no se entiende".

"Estos ojos no son de este mundo".

Pero, ¿de qué mundo son y qué hacen aquí? ¿Ojos del más allá, autómatas que espían largas temporadas sin ser molestados? ¿Energía cósmica concentrada? ¿Espe­jismos o alguna forma de vida desconocida? Puede ser cualquiera de estas cosas o algo distinto. Lo real es que nadie ha intentado acercarse a estos "ojos" y ver de cer­ca de qué están hechos.

De momento, sólo nos deja la impresión de que es­tamos constantemente vigilados. La ubicación que to­man puede ser estratégica y parecen cubrir toda la Ama­zonía.

No existen referencias de que estos "ojos" hayan hostilizado a alguien. Aparentemente no hacen bien ni mal. Están allí solitarios e indiferentes.

Lo curioso de este fenómeno es su falta de movi­miento. Las veces que hice observaciones, en ocasiones muy de cerca, no más allá de un centenar de metros, pude fijarme que permanecen inmóviles.

Hay otro detalle que debe tener una gran impor­tancia: todas las esferas son blancas, de brillo intenso y del mismo tamaño. He observado hasta tres esferas juntas y no logré establecer diferencia alguna.

Este detalle sugiere que son programadas. Si no son formas independientes, tienen que ser necesariamente emitidas por algún medio físico, desde un lugar cercano o lejano, desde la superficie de la tierra o desde el espa­cio.

Nadie ha visto hasta ahora el momento en que hacen su aparición. Cuando de pronto uno mira hacia la playa ya están allí. Sería sumamente interesante tener la oportunidad de ver si la forma se va materializando po­co a poco, de manera progresiva hasta alcanzar el tama­ño aparente que tienen o si se hacen presentes tal como ya fueron observadas.

De ser espejismos u otros fenómenos parecidos, de­bido a cambios de temperatura o simple concentración de energía cósmica, no tendrían el mismo tamaño, la misma forma, el mismo color ni se caracterizarían todas las esferas por su carencia de movimiento.

Concluyendo, podemos decir que el espacio exte­rior en realidad nos es desconocido. De la misma manera que mirando la superficie del mar o del río nadie podría afirmar que los conoce, sucede lo propio con el espacio exterior y hasta con nuestra geografía.

Si estas esferas brillantes u "ojos" del mas allá son realmente emitidas desde algún aparato, bien pueden proceder del fondo del río de cavernas desconocidas o de cualquier otro punto de la Tierra.

Pueden ser los "ojos" del más allá, igual que ojos de aquí mismo.

miércoles, 21 de mayo de 2008

EL SOPLADOR Y EL TIGRE




Por: Germán Lequerica
Ilustraciones: Jarle Mellemstrand

Aquella mañana lluviosa el soplador iba silbando por el monte en busca del mitayo que su Servidora encinta le había perdido como un antojo. Llevaba la cerbatana al hombro y el carcaj de pequeñas flechas atado a la cintura.

Mientras caminaba distraído en medio de la persistente llovizna recordó que su mujer le había dicho: “Si hoy no almuerzo una pava gorda voy a abortar”. Y sin saber por qué sintió un leve mareo y náuseas.

Dejó de silbar. “Creo que a mí también me ésta pegando el embarazo. Si no llevo la pava ella comerá sólo flores silvestres y dirá que no soy un buen Servidor”, se dijo el Soplador y esto le dio fuerzas para subir la empinada loma del camino.

Así la mañana se estaba yendo. La población de animales de monte hacía oír cantos de loros, paujiles,
pinshas, manacaracos, gavilanes y monos. Pero ni una voz de pava. Tal vez porque las nubes no cesaban de llorar desde el cambio de luna, hacía varios días, y las pavas no tenían paraguas con que salir.

En eso, despuecito que la chícua dejó escuchar su grito de alerta, el soplador sintió la presencia del Tigre. Se detuvo en el acto. No estaba nervioso porque él no temía a nadie, para eso era el Soplador, el Sol-del-Centro, el que arde e ilumina toda la selva.

Armó su cerbatana. Giró la cabeza lentamente hacia la izquierda y no vio nada. Giró a la derecha y tampoco nada. Dio media vuelta para mirar atrás, y nada.
Pero el soplador tenía la certeza de que por ahí debía estar el Tigre en acecho, preparando una celada para sorprenderlo, porque de pronto un enorme silencio se había apoderado del monte. Un silencio paralizante y extraño.

Ni un grillito se atrevía a cantar. Los pájaros refugiados en sus nidos apenas asomaban el pico. Las mariposas quietas en las ramas tenían las alas plegadas. Una hormiga miedosa se había quedado inmóvil con una patita levantada. Todo el mundo estaba tenso, ni el aire movía las hojas.

El Soplador se acuclilló a observar el monte palmo a palmo con la pucuna lista para soplar. Así estaba cuando vio que detrás de una aleta de remocaspi se movía como una culebrita el pardinegro rabo del Tigre, justamente por donde él iba
a pasar. “Aja, ahí está”, se dijo el Soplador.

-Señor Tigre - le habló -, sal de tu escondite, quiero verte, ¿Por qué quieres asustarme?

Al verse descubierto, el Tigre saltó al camino y echó un rugido tan fuerte que debió escucharse en los confines del bosque. Y amenazante dijo:
- Te voy a comer Soplador. Me han dicho que tu carne es bien rica. Así que prepárate para entrar en mi barriga.
Ante tales palabras, el Soplador trató de persuadirlo.

- Abuelo Tigre, tú no puedes comer a tu nieto. En mi maloca jamás comemos Tigres.

- Pero yo quiero probar carne humana -replicó el Tigre-. Así que despídete que te voy a comer.

Y diciendo esto, el Tigre se puso a afilar las garras en las aletas del r
emocaspi. Abría surcos hondos en la blanda corteza del árbol que, soportando el dolor que le causaban las heridas, veía correr su blanca sangre hasta tocar la tierra.

- Si me comes ahora –insistió el Soplador-, ¿Quién le llevará el antojo a mi mujer? ¿Acaso quieres que aborte? Además, ella se quedaría sin su Servidor y sólo comería flores del monte.

El Tigre apretó los colmillos midiendo la distancia que los separaba y lo miró colérico, abriendo los grandes y deslumbrantes ojos dorados. El Soplador advirtió que la cosa iba en serio, y como no quería dar muerte al Tigre, cambió la flecha envenenada por otra sin curare y lo amenazó:

- Si de veras quieres comerme, entonces te voy a soplar.


Y le sopló:

Al ver la flecha en el aire, el Tigre dio zarpazos desesperados para evitar ser herido, pero el virote se clavó en una de sus manos.

- ¡Ay! ¡ay! ¡ayyy...! –Se lamentó el Tigre tratando de huir en tres patas –. Ahora sí ¿quién me va a sacar este virote?

- Que te lo saque Androcles- le dijo el Soplador.
Y dándole las espaldas continuó su camino en busca de la pava, mientras la llovizna seguía cayendo y el monte se inundaba de nuevo de voces y de cantos.

.-.-.-.-.-.-.-.

“En el mito de creación de los Boras, el Soplador es el Hombre, el Sol-del-centro, y la cerbatana (pucuna) su arma principal para la caza, pues él provee la carne (mitayo) de la alimentación familiar, mientras su mujer, a quien denomina su “Servidora”, se dedica a las labores agrícolas. Ella a su vez se refiere a él como a su “Servidor”.
Los Boras, al igual que la mayoría de los grupos nativos Amazónicos, pueden “sentir” la proximidad de la variada fauna silvestre: distinguen a las aves por su canto, huelen a las serpientes, osos y cerdos del monte.
Consideran a los animales de tierra, agua y aire, así como a los árboles y toda la flora, como a sus ancestros desde el inicio de los tiempos, de los que ellos vienen a ser el resultado final de una simbiosis étnica, en la que participan todos los elementos del entorno selvático y al que pueden volver en vidas sucesivas como árbol, tigre, duende, paloma, río, lluvia, pez, trueno o rayo”.


Virginia Roca López, Grupo Oruga de Acción Cultural

jueves, 3 de abril de 2008

¿VIRUS MORTAL EN IQUITOS?


Con relación al publicitado Virus Mortal en Iquitos que según el diario Pro & Contra señala en su edición del 02-Abril-2008, es alerta Mundial, el sub director de la Dirección Regional de Salud, Cristian Carey, confirmó que diversas organizaciones y científicos desarrollan investigaciones en Loreto a fin de dar con la cepa (conjunto de bacterias) de diversas enfermedades, como la efectuada por Joseph Vinetz de la División de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de California San Diego.

Carey sostuvo que no es motivo de alarma este hallazgo de leptospirosis, señaló que el último antecedente de leptospirosis en la región data del año 2004 cuando se registraron algunos casos en la comunidad de los Delfines en la carretera a Nauta. Carey sostuvo que el contagio se produce cuando se tiene contacto con agua contaminada con secreciones de orina y de animales infectados (sobre todo ratas).

El funcionario de la DISA sostuvo que para determinar nuevas cepas se tiene que recurrir a análisis con técnicas de ingeniería genética.

Explicó que existe un riesgo de infección si se está en contacto con secreciones, dijo además que de presentarse la enfermedad en los humanos se puede seguir un tratamiento adecuado.


El funcionario sostuvo que les ha causado extrañeza que la información de este estudio de Vinetz haya sido de conocimiento público cuando aún la Dirección de Salud no ha sido informada.

A propósito, se rumorea en los pasillos que esta noticia habría causado un “extraño y discreto pánico” en “ciertos sectores” de la administración pública en nuestra región. Lo que habría originado la firme reacción de la máxima autoridad regional poniendo las cosas en claro. ¡Por favor!... ¿habráse visto? Humm.